Vidas Pasadas VII
VII
Annabel corría por la acera, estaba cerca de la casa de Paula, la sorprendería, esprintó hasta llegar a la cuadra de Paula corrió viendo como el edificio se alzaba mientras ella llegaba cruzo la verja y enfilo a la entrado donde le aguardaba el pórtico que tan fabuloso le había parecido, pudo detallar las columnas y el techo todo de blanco inmaculado. Tocando el timbre tomo un poco de aire, estaba un poco cansada hoy había llegado un poco más lejos. Se sobresaltó cuando la Sra. María salió a recibirla:
— Hola Annabel,
¿cierto? — Dijo la María abriendo la puerta.
— Hola señora María,
¿Paula esta? — Pregunto Annabel irguiéndose un poco.
María dándole espacio
para que entrara le dijo: — Pasa quieres algo de beber. —
—Sí, gracias— Respondió
la chica pelirroja entrando a la casa si se puede llamar casa, Annabel se dijo
que más bien parecía un pequeño palacio, siguiendo a la mujer llegaron al
pequeño living.
María le ofreció una
silla de madera para que sentara mientras ella fue por el refresco y por Paula.
Annabel aún no creía su suerte de ser novia de Paula y de estar en esta
magnífica casa, repaso con la vista las pinturas de las paredes y aunque ella
era ignorante en cuanto a la pintura pudo ver algunas reproducciones de Armando
Reverón, y algunos otros. Estaba tan concentraba que no se dio cuenta que
llegaba Paula llevando unas botellas de refresco de cola.
— Hola linda que sorpresa—
Dijo Paula dirigiendo su mirada a las pinturas.
— No son originales son copias, pero muy
buenas— Termino diciendo y sobresaltando a Annabel.
— Disculpa, me dejé
llevar son muy bonitas y no te vi llegar— Dijo algo apenada Annabel — ¿Tu mamá?
— En la cocina, ha
dicho que no quería molestarnos— Dijo Paula entregándole una botella a Annabel
y tomando de la otra.
Annabel no sabía que
decir ¿Acaso ya les había dijo a sus padres? ¿Cómo se lo tomaron? Pensó la
pelirroja y nerviosa se lo pregunto a Paula.
La rubia con una
sonrisa le respondió:
—Claro mi amor, cuando
te fuiste hable con mamá y tú le caes bien, pero eso es para después, ¿viniste
a verme? —
— Sí linda estaba
cerca y quería darte unos besitos, además te diré que mañana almorzaras en mi
casa mi papá quiere conocerte, él está ansioso y mi madre, buena ella te
aceptara le gusto o no, además estará el pesado de Javier haber si viéndote se
hace a la idea, no lo quiere entender, él pensó que íbamos a tener un noviazgo
y todo, solo porque siempre hemos sido mejores amigos. Podemos ir a otro lugar,
quiero besarte— Dijo Annabel impaciente por besarla, pero se sorprendió al
sentir los labios de Paula en los suyo.
La pequeña rubia la
abrazaba y besaba con pasión esta con un hambre de la pelirroja que no era para
más. Annabel solo se deja hacer, estaba ida los labios de Paula eran tan
adictivos, sintió su lengua en su boca y como le mordía el labio inferior, todo
era perfecto, sus besos su olor a frutas, su rubio cabello.
Separándose un poco
vio esos azules ojos, preguntándose por estaba hechizada por ello.
Acariciándola le dijo:
— Nos vemos mañana en
el cole. — Paula la acompaño hasta la entrada le dijo volviéndola a besar. — Está
bien mi amor, te quiero.
— Y yo a ti, mi cielo.
— Annabel emprendió el retorno a casa con un suave trotar fue consciente de que
la pequeña rubia se había metido en su pecho que su alma consiguió eso que
había anhelado. Disfrutando del hermoso atardecer llego a casa.
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