Vidas Pasadas II
II
Esa mañana Annabel estaba distraída, podría ser la discusión con su madre, ella debía entenderla, pero parece que no quería o no podía. Ser arreglo con entusiasmo otra vez se pondría ropa provocativa incluso se atrevió a ponerse ese conjunto de lencería que su madre le regalo aquella vez, estaba feliz, vería a Paula no podría decir porque esa chica le gustaba tanto, puesto que sus gustos musicales no eran nada parecidos aun así sentía que la quería.
Saliendo de la
habitación entre esos pensamientos llego a la cocina saludando a su madre:
— Bendición mamá—
Carmen respondió con voz un poco fría:
— Dios la bendiga
hija, gracias a Dios hoy esta vestida como una mujer, seguro es por Javier
cuando lo invitas a comer. — Annabel no podía creer que su madre continuara con
eso. Y respondiendo:
— No mamá no es por
Javier, ya te lo dije él nunca me va a gustar, a mí me gustan las chicas, solo
quiero que Paula me note hoy también— dijo sentándose a la mesa comería su par
de arepitas con aguacate siempre le gusto ese desayuno, y una taza de café.
Mientras comía escuchaba la cantaleta de su madre.
— Vamos Ana como te
pueden gustar las mujeres, con tantos chicos lindos por ahí, mírame con tu
padre— Decía Carmen que no sabía que pensar.
Annabel solo asentía y engullía la comida lo
que más le gustaba de su madre era como cocinaba, aunque ella cocinaba no lo
hacía como su progenitora.
Andrés entro en la
cocina y después de besar a su mujer se sentó a la mesa. Sonriendo también
comenzó a comer, divertido por la ropa que esta vez llevaba su hija, púes se le
hacía bastante extraño, y sonriendo de su propio atrevimiento dijo:
— De verdad hija esa
chica te gusta. — sonriendo vio a su esposa, esta tenía el rostro serio, Andrés
no por contenerse. — Vamos mi amor mira como tu hija ahora se viste como tu
tanto lo querías. —Carmen no pudo soportarlo:
— Pero lo hace por una chica, que van a decir
cuando se enteren que es una lesbiana, la trataran como una anormal. — Dijo
Carmen casi al borde de las lágrimas.
Andrés se levanta
abraza a su esposa con ternura, pero con fuerza él sabía que su mujer tenía
problemas por los gustos de su hija, el llego también a cuestionarse sobre
ello, pero era su hija le fue difícil, pero pudo comprenderla y apoyarla.
— Mi amor con tal que tú
y yo la apoyemos y la amemos Annabel le bastará porque nos tendrá a nosotros. —
Carmen sabía que su esposo está en lo cierto,
pero ella no podía permitir que eso, su hija debía buscarse un buen muchacho y
formar familia. — Está bien Andrés la apoyare en esta etapa que de seguro es
pasajera. —
Annabel solo voltio el rostro para que su
madre no viera el gesto de desagrado que hizo pensando otra vez la burra al
trigo. Y sonriendo por tal pensamiento se acercó a sus padres para despedirse
con beso a cada uno:
— Bendición, nos vemos
en la tarde. — Salió de la casa rumbo al colegio sabía que tenía que hablar con
Javi si pretendía cortejar a Paula, sus amigas tampoco sabían de su sexualidad,
también tenía un miedo con respecto a esto, ¿qué pensarían sus amigas de ello?
¿La abandonarían?
También sabía que debía
decírselos eran sus amigas algunas las conocía desde la temprana infancia, se
podría decir que eran mejores amigas.
Entendía que pudiera
haber algunas reacciones encontradas pero también entendería sus decisiones,
desearía saber qué pensaría una de sus heroínas históricas la Srta. Anne Lister
había leído de ella y visto la película basada en sus diarios, cabe resaltar
que en su época una relación entre mujeres no era consentida por la sociedad y
ella fue contra corriente incluso para la opinión de Annabel fue una de las
primera feministas modernas llego a establecer una relación con una mujer hasta
que murió en los Alpes suizos.
Llego al colegio,
entrando por esa fachada que tanto odiaba, su mente tan romántica en ese
sentido, cree que un lugar donde se imparte conocimiento debería reflejar en
sus estructuras tales conocimientos. Como se lo esperaba Javier se encontraba
esperándola, respiro profundamente buscando la paciencia necesaria para
enfrentar esta nueva situación:
— Hola Javier, ¿Cómo estás?
— lo saluda, Javier llega hasta a ella abrazándola respondiéndole el saludo:
— Ahora bien, que te
veo Anna. — besando su mejilla.
— Tu ¿cómo estás? — Pregunta.
Annabel ya había
maquinado su tetra y con esta excelente respuesta de Javier no pudo sino estar
feliz el destino le acababa de dar una oportunidad no ser tan cruel al rebanarle
las aspiraciones a Javier:
— Un poco triste, mi
madre no acepta mis gustos nunca los ha aceptado, pero en este caso es más
espinoso, ya que se trata de algo que según ella me va a ser infeliz, pero es
que estaba ya intransigente, anoche le confesé que me atraen las chicas, y que
me gusta una en particular. —
Anna pude ver la como
la cara de Javier se descomponía pues recordó cómo fue su cara de su primer
fiasco amoroso.
— Pero como, como que
te gustan las mujeres ¿eres lesbiana? — Pregunto ahora molesto él no podía
digerir lo que le acababa de decir Annabel
Hacía años que le
echaba los perros, la invitaba al cine, aunque nunca le dio razones para
ilusionar siempre pensó que podía conquistarla.
Pero ahora ya sabía
que era prácticamente imposible tal objetivo, pero no quería claudicar.
— Annabel eres muy
bonita para ser una cachapera. — Dijo ya visiblemente enfadado.
Annabel se sintió
intimidada el rostro de Javier cambio por momentos de sereno a impresionado y
después a enfadado, le brillaron malévolamente los ojos.
— No, no tal vez es
una confusión si eso es, hablare con tu madre y se lo explicar, estamos en edad
de experimentar. — Dijo.
Annabel no quería profundizar con la discusión
ya que se encontraba una personalidad de Javier que desconocía y decidió
dejarle bien en claro las cosas.
— Mira Javier eres mi
amigo desde siempre, no te lo había dicho por aun no estaba preparada para
esto, pero te lo digo, nunca me has gustado, nunca me gustaras soy una
cachapera como muy vulgarmente lo has dicho, si quieres seguir siendo mi amigo
lo debes entender siempre te dije que debías buscar una chica que te quiera, no
quiero que hables de mí con mamá. Ella tiene la impensable idea que tú y yo
seremos novios, y eso no sucederá— Decía eso caminando a su clase, Javier
estaba totalmente estupefacto, siempre pensó que Anna era diferente pero no
quería creer que fuese una lesbiana, ahora no sabía que pensar, y le dijo la
primera estupidez que se le vino a la cabeza:
-Mi amor, a mí no me
importaría compartir a lo mejor hacemos un trío. —
Annabel, solo se dio vuelta y le dijo:
— respeta un poco, si
de verdad me quieres. — Y dándole una bofetada le añadió
— Nunca seré tu novia
y menos estar contigo. —
Annabel se dio vuelta
y continuo no quería saber nada de Javier por un tiempo, claro todo hombre
quiere eso no; que las mujeres están solo para servirles, maldita sea, pensó,
llego al salón intentando serenarse, al entrar esta ella allí sentado en la
primera fila, Annabel, autómata se sentó a su lado saludándola, solo con verla
toda su furia desapareció.
— Hola ¿Paula, ¿me
puedo sentar? — Dijo parada al lado.
— Claro Annabel, te ves linda esta mañana,
mira cómo te comen. — Anabel no podía creerlo le había dado un cumplido, se
sonrojo:
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