Vidas Pasadas I
I
Raya el sol un insipiente sol tornando el cielo de naranja, en la habitación las penumbras eran reemplazadas por los dorados rayos del astro rey. La alcoba circular iluminada se hallada de un color azul, a un lado el lecho y en el despertaba con suaves movimientos una chica atlética pelirroja su figura delgada pero fibrosa, ya levantada se arrojó al suelo su ritual al despertar; una serie de lagartijas y abdominales que por alguna razón hoy era ansiosa agresiva como si se estuviera castigando de cierta manera, o como si le faltase algo o se descargara algún tipo de preocupación, al terminar su estilizada figura camino a una pequeña puerta que da al lavabo en el contempla su figura en el espejo, se siente viva, pero cavilando, esta pensativa Annabel se contempla es bella; su anatomía reflejaba una complexión fuerte desnuda sonríe, aunque sus ojos aún están inseguros. ¿Quizá, pero por qué? Entrando en la ducha lava su cuerpo sudado después de la sesión deportiva. Aunque ejercitarse siempre le ayudo a relajarse después de una reflexión esta vez no.
Pensó el motivo de su
ansiedad, fue los sueños esos sueños que hacía ya varios días le incomodaban,
soñaba con una rubia tierna de ojos verdes de un verde como el agua de algunas
paradisiacas playas, una sonría que le hacía son reír. La noche anterior soñó
tan vívidamente
Yacía en un hermoso
lecho, con dosel de color purpura, sabanas de seda, en unos aposentos dignos de
alguna aristócrata de la era victoria y junto a ella la rubia de ojos verdes
yacían abrazadas le transmitía seguridad y ternura al momento la joven rubia
despertó y besándole la saludo con efusiva ternura:
— Hola amor. —
acariciando su rostro, con una mano mientras que con la otra se ayudaba a salir
de la cama, su melena rubia cubría la mitad de su espalda desnuda, aquella
joven no tendría ni 16 años su grácil cuerpo resplandecía a la luz de una
moribunda lámpara y los suaves rayos del día que también se levanta irradiando
un calor glorioso. Annabel no hizo más que tocarse sus labios aquel beso le dio
una paz.
— Buen día corazón. —
también saliendo del lecho, se sorprendió a si misma estaba desnuda sus
cabellos alborotados de un rojo vivo, la rubia volteando dijo mordiéndose su
labio inferior dijo:
— Me encantas con ese
pelo en las mañanas, desatando deseos en mi corazón. — acercándose de nuevo la
beso, esta vez con pasión, Annabel no supo porque, pero respondió ese beso.
Allí Annabel despertó,
claro lleva tiempo soñando con esa mujer, unas veces la soñaba viendo morir,
oyéndose decir palabras amorosas, promesas de amor eterno no sabía por qué. Ese
día buscaría algo en referencia a sueños vividos, Annabel ese día decidió dejar
su atuendo particular de prendas holgada sacrificando la libre comodidad para
ir a clase con ropas más ajustadas, que siempre dejaba para ocasiones
especiales o aleatorias dos o tres veces por mes, incluso no uso sus habituales
ropas interior sino un conjunto que le regalo su madre de braguitas pequeñas
con encaje y sujetador también con encaje un conjunto de lencería que usaba muy
pocas veces, su pantalón también era muy ceñido dudándolo por un momento,
recordando que siempre era objeto de piropos algunos buenos y otros no tanto
por parte de sus amigos y de los desconocidos, junto con su camisa también
ceñida todo el vestuario realzaría su atractivo de sobre manera, sus padre se
sorprendieron un poco, su padre se extrañó casi nunca veía a su hija tan
provocadora, eso no es que significara algo inquietante pero igual era su
pequeña, su madre no cabía de alegría, y le pregunto saludándola:
— Buenos días, Anna,
eso, ¿un chico especial? — Pregunto con un tono entre alegre y perspicaz Carmen
este día tras día sacando de quiso a su hija por sus atuendos tan poco
femeninos, una vez le dijo que ella con su cuerpo no lo escondería tras esas
ropas tan holgadas, algunas veces discutían tanto que Annabel se encerraba en
su cuarto para exprimirse físicamente tratando de sacar toda frustración y
rabia en los ejercicios de tal modo que quedaba como si la hubieran molido a
palos.
— Madre por favor no
empieces, ningún chico me gusta aun — Con su madre no discutiría, del asunto no
aun, su padre conocía el motivo de vestirse más deportivo de su hija, hacía ya
unos dos años, descubrió a su hija escribiéndole cartas románticas a una chica,
una de sus amigas, hija de un compañero del trabajo, la relación no prospero,
para Andrés los gustos románticos de su hija le cayeron en el hígado fue la
única vez que discutió fuerte con ella, desde ese entonces le guarda el
secreto, para él fue difícil hacerlo. Solo le dio esa mirada cuidado hija:
— Hija ¿Trotamos
después del trabajo? — Le pregunto, mientras examinaba a su hija allí supo que
algo le perturbaba.
— Si pa, necesito tu
ayuda iremos al parque cuando llegues después de mi tarea —guiñándole un ojo,
(Carmen comenzaba a sospechar que le ocultaban algo, había observado que su
hija hacia cosa de dos años paso por un mal momento una discusión con Andrés su
marido le había grito; ¿Cómo? ......no eres mi hija...... Pero...... Bueno,
está bien...... Deseo que cuentes conmigo....... Eventualmente lo sabrá......
Está bien hare lo que pueda......
A Carmen esa discusión
la dejo frustrada que de por si esta frustrada su hija era más apegada a él, lo
único en lo que le confió a ella fue el primer periodo, aunque por ella estaba
segura que lo hubiese hablado con él, Carmen estaba un poco celosa, esa
discusión y posterior conversación con ella después de hacer el amor dejo más
preguntas a Carmen, pero se supieron ir por las rama padre e hija.
— Adiós mama te quiero.
— Annabel se despidió de su madre con un beso. — Nos vemos en la tarde — le
dijo a su padre dándole un beso y entregándole algo, Carmen no se dio por
enterada.
Saliendo Annabel de la casa sentía ansiedad,
presentía que algo de sus sueños era verdad o eso creía ella, de camino a la
escuela Annabel repaso mentalmente esta jornada castellano fácil, matemáticas
complicada, no le entraban las matemática, filosofía, sociología y geografía
económica eran las clases de hoy.
El año ya había comenzado tres meses atrás,
era su último año, el bachillerato lo tenía tan cerca. Estudiaría comunicación,
siempre le llamo la atención los medio, quería estudiar literatura pero su
padre no lo quiso así que lo más parecido fue comunicación social, hace casi
cinco años llevaba un pequeño diario como poemario, de los borradores saco un poema con el cual gano un
premio en la escuela, recordó como había escrito el poema, era para un profesor
el de historia fue uno de los primero que escribo, se lo escribió en el examen
final del octavo curso, casi tuvo problemas, ese día el profesor pego el grito,
decidiendo enfrentarla después de clase, el Prof. Le agradeció el gesto, pero
le prohibió hacer de nuevo, era una buena chica, pero no podía permitir esa
conducta, le aconsejo que saliera con chicos y le recordó que era casado.
Llego a la escuela sin
problemas, la estructura escolar ya familiar y a la vez tan opresiva, no sabía
porque los arquitectos diseñaban las escuelas como si fueran prisiones; el
edificio en forma de cuadro con el frente de grandes ventanales cuadrados y
rejas, de un color que en su mejor momento fue blanco ahora algo gris con algunos
puntos mohosos sobre todo en las esquinas superiores. Annabel cruzo la cerca
americana que formaba el perímetro escolar y se encamino al interior del
recinto, saludo a algunos conocidos con la mano, un amigo se le acerco
corriendo y pasándole el brazo por el hombro y besándole el cachete le dijo:
— ¿Anna que bella
esta, desayunamos? — Annabel poniendo los ojos en blanco, Javier quería una relación
con ella, aun cuando ella fue clara con él, quitando el brazo de Javier de sus
hombros le dijo:
— Hola Javi, no ya
desayune, voy a castellano nos vemos luego. — Annabel sabía que tenía que por
fin a esas intenciones aunque ya dijo en el pasado que no era su tipo el chico
no se daba por vencido, además nunca podría tener un romance con él, no le
agrado dejarle allí plantado, camino hasta su salón estupefacta quedo cuando vio esa melena rubia
hasta un poco más abajo de la espalda, esos verdes ojos con los que venía
soñando, la pequeña, rubia estaba sentada al lado izquierdo del que ella
normalmente ocupaba, entro excusándose por el retraso, todos los chicos
volteaban a verla, mientras las chicas torcían el gesto al ella cruzar, algunas
de ellas también la vieron sorprendidas, la pequeña rubia la observo y volteo
al otro lado, la rubia Paula esta turbada con la chica que recién había
entrado, atrajo de manera inmediata su atención, le resultaba vagamente
familiar. Annabel aun turbada llego a su asiento, no pudo concentrarse en lo
que se decía en clase, y empezó a garabatear en su cuaderno:
Los ojos, esos ojos
verdes
que me han
transportado a mis sueños,
mis sentidos son
anulados
mi piel siente las
caricias que unas manos dulce
caen en mí ser, y mi corazón
escapa de mi pecho
con solo sentir tu
mirada en la distancia...
Sintió el roce de una
suave mano en su brazo;
— chica, presta
atención, la profe te llama — Annabel voltea a verla su voz es igual, por
soñaba con esa chica.
— Gracias, pau...—
comienza a decir, pero es interrumpida por la profesora:
— Annabel presta
atención, al terminar la clase te quedas un momento—
Paula estaba
impresionada no le había dijo su nombre como es que lo sabía, se preguntó la
esperaría para preguntar.
La Sra. Calderón termino
su clase, estaba un poco molesta Annabel era por mucho su mejor estudiante,
pero hoy estaba distraída y ya desde hace varias semanas la observada distante
pensativa y ansiosa, no quería permitir un bajón que ya previa de su mejor
alumna.
— Chicos pueden
retirarse, y Annabel, por favor ven necesito hablarte— dijo esto cerrando sus
libros guardando su clase en el portafolio, mientras pensaba que decirle a
Annabel, siempre le gusto ese nombre, es el nombre del poema conque su esposo
la enamoro ese hermoso y triste poema de uno de sus autores favoritos; el
inmortal maestro Edgar A. Poe, por la vestimenta de Annabel estaba ya
interesada en tener un novio intuía
María Gabriela Calderón también sabía que era una gran experiencia pero
también podría ser muy dolorosa, querer a una persona.
Annabel se acercó al
escritorio de la profesora, no pudiendo evitar admirar la gran belleza de su
maestra de castellano y literatura, recuerda y se sonroja cuando había
fantaseado con besar esos rojos labios, la profesora Ma. Calderón tendría 35
años sus vestimentas siempre le realzaban sus atractivas curvas sin llegar a la
vulgaridad, tenía una elegancia que a Annabel le encantaba. Seria cuando
Annabel descubrió y acepto su sexualidad, después de fracasar cortejando a la hija
de uno de los compañeros de su padre, aun sentía tristeza por ello, estuvo
segura que Lisa correspondía a sus afectos, pero no, el día que le presento a
su novio, Annabel sintió como su corazón fue atravesado por el dolor de amor.
Claro esta vez no intento algo con su profesora, ya había aprendido con su amor
platónico.
María levanta la vista
para mirar a su alumna y le dice:
— Annabel, no quiero
que veas esto como un regaño, pero estoy notando cierta distracción de tu
parte, dime que te está pasando eres joven; no apresures los momentos, recuerda
que te debes a un buen futuro...... —
Annabel no entendía el
pequeño sermón de su profesora, y levantando la mano derecha interrumpía a su
atractiva profesora:
— Espere profe, espere
no se lo tome a mal pero que le sugiere que me pasa algo, si he estado
distraída pero es solo que no duerme bien, siempre tengo sueños muy vividos y
despierto abruptamente, a veces paso horas antes de quedarme dormida, profe
nunca le bajare el promedio solo prometo, hoy es uno de esos días, anoche soñé
que corrió por un bosque resbale y caí al momento de caer desperté o eso fue lo
que creí, pues me encontré en una habitación que no había visto, abrazada a
algún que no recuerdo, el cuarto donde estaba comenzó a caer y allí si desperté
después no pude dormir más profe— Dijo algo nervioso, pues no había sido muy
sincera con su maestra.
— Bien— dijo la
maestra poco satisfecha, pero por ahora eso basta- está bien, ahora necesito
que me ayudes con tu nueva compañera, podrías poner al corriente de lo que
hemos visto, ya pronto son los finales y debe aprobar por favor. - Annabel se
puso muy nervioso, su profesora lo noto, con perspicacia le dijo:
— A ver, dile a tu
novio que solo es un par de semanas ya después vas con él. —
Annabel no se lo esperaba
y le dijo sorprendiéndose de ella misma al decir:
— No profe lo
entendiste mal, a mí no me gustan los tíos, a mí— dijo Annabel poniéndose colorada.
— A mi gustan solo las chicas. —
— Eso es interesante,
aun así, haz el favor de poner al corriente a Paula— dijo Ma. Calderón algo
incomoda- puedes retirarte Annabel.
Annabel cogió su
mochila y salió, pensando donde se podría encontrar esa chica, sabía que se
había enamorado, aunque le parecía algo imposible, como podía soñar con Paula
estaba inmersa en sus pasamientos que no se dio cuenta y tropezó con Paula en
la salido del salón.
— Lo siento— se disculpó
se ruborizo allí estaba ella con su lindo cabello rubio y sus ojos verdes.
— Tranquila, te estaba
esperando— comento Paula, la rubia se puso nerviosa, era imposible que esta
chica la pusiera nerviosa.
— La profe me ha
pedido que te ponga al corriente en las clases. — Annabel estaba fascinada
Paula es idéntica a la chica de sus sueños, su vos le llegaba al alma- si
quieres vamos después de clases a mi casa a estudiar.
El resto del día fue
un suspiro, las clases de matemáticas las entendió, lo que era mucho pedir y
filosofía y sociología fueron a pedir de boca, al mediodía salió de colegio con
Paula la verdad la chica era interesante, Annabel sentía su corazón saltar en
su pecho.
La madre de Annabel
terminaba el almuerzo cuando Annabel llego a casa:
— Bendición madre—
dijo entrada a la cocina- hoy tenemos una invitada, ella es Paula, vamos a
estudiar juntas por lo menos un par de semanas. — Annabel las presento— Paula
esta es mi madre Carmen. —
— Buenas tardes Sra.
Es un gusto conocerla— dijo Paula estrechándole la mano.
— Cielo el gusto es mío.
— Carmen no supo que pensar a su pequeña le brillaron los ojos de manera
inusual al preséntale su a amiga, Carmen como madre sabia ciertas cosas y
estaba intrigada por su hija tenia edad para que trajera un chico a casa y
cuando trae a alguien es una chica. Las muchachas comieron fueron al cuarto de
Annabel a estudiar, la tarde se les paso volando, cuando se dieron cuenta eran
ya las 5:30 de la tarde y Paula anuncio que se marchaba a su casa en el portal
Annabel se despidió con un tierno beso en la mejilla que la subió al cielo,
sintió una gran descarga en su cuerpo, Carmen estaba agazapada en la sala y vio
todo aquello no supo que sentir, tenía que hablar con su hija, pero no hallaba
la mejor manera de abordarla, decidió que esperaría a su marido para tratar con
él el tema. Annabel subió a su dormitorio se lavaría y esperaría a su padre
necesitaba hablar de esto con alguien, también sabía perfectamente que no podía
excluir a su madre, pero le asustaba su reacción, le pediría ayuda a su padre.
Andrés había llegado
cuando Annabel bajo a la planta baja enfundada en su mono de correr y un top
negro, con un koala donde llevaba su móvil y su identificación fue a la cocina
y allí estaban su padre se veía un poco molesto y su madre con una expresión
incomprensible, Annabel fue a la nevera y saco una botellita de agua hablando a
su padre:
— Listo padre— dijo
sentándose a la mesa.
— Si me cambio y nos
vamos— dijo el hombre saliendo de la cocina madre e hija se miraron. Carmen
estaba agitada su marido había insinuado algo grave pero que se resistía a
creerlo, que pasaría de ahora en adelante, Annabel al oír a su padre bajar se levantó
de la mesa y dándole un beso a su madre salió.
Ya fuera de la casa
Annabel está desesperada por hablar con su padre:
— Papá tengo miedo, he
estado soñando con una chica y hoy la conocí, es la mujer más bella que he
visto en el mundo, es linda inteligente, creo que me enamore de ella, pero
tengo miedo que no le guste— dijo todo rápido no podía con esto ya hacía
semanas que sus sueños la hacían machacarse la cabeza y ahora tenía las
respuestas a sus preguntas.
Andrés que trotaba a su lado permanecía callado,
su hija le contaba cosas increíbles y su mujer lo presionaba para que le dijera
lo que le ocultaba y se lo dijo a su hija:
— Anna, es bonito lo
que empiezas a sentir, recuerdo como me enamore de tu madre, y es de ella de
quien te quiero hablar ya no puedo con el secreto, en la tarde me pregunto por
una amiga que llevaste hoy, ¿que si la conocía?, ¿que si conoció a su padre?, y
lo peor ¿qué cuando traerás a tu novio? — dijo el pobre hombre. —
—Creo que explotare, tendremos que hacer
partícipe ya a tu madre. —
— Si pa, cuando
lleguemos le arrojo la bomba, es esa chica nueva papá, con la que sueño, unos
sueños son subidos de tono y otros son trágicos, en unos despierto a su lado,
en una hermosa cama de otra época y en otros sueños que estoy corriendo necesito
salvarla, pero no puedo; llego y agoniza veo como se desangra acuchillada, yo
misma muero a su lado, no pudiendo vivir con ella me suicido papá, en el sueño
somos pareja vivimos juntas tenemos planes, pero morimos nos encuentran y la
matan papá. —
Annabel está al borde de las lágrimas, Andrés
la abraza y la lleva de vuelta a casa, la sienta en una silla del comedor y le
da un vaso de agua y sale a buscar a su mujer, pesando que hoy se arma la gran
en la casa.
— Carmen mi amor, ven
a la cocina, necesitamos hablar. — Andrés ve a su mujer salir del cuarto de
Annabel está llorando, Andrés hace lo primero que se le ocurre abraza a su
mujer está le pregunta:
— ¿Desde cuándo lo
sabes? — Andrés descompuesto le dice:
— Hace dos años la
encontré escribiéndole cartas a una amiga suya te acuerdas de la pequeña
Liliana, a ella cortejaba, pero no prospero esa relación, estuvo muy mal por un
tiempo desde entonces lo sé y me hizo prometerle que no te lo dijera, creo que
fue la única vez que me enfade tanto con ella, pero ahora cree haberse
enamorado, tienes que ayudarme hay puntos que yo no quiero conocer que son
asuntos de mujeres, ella te va a necesitar, cielo— Dice Andrés yendo con su
mujer a la cocina.
Llegan a la cocina Annabel
está nerviosa, su padre es una cosa, pero su madre es otra muy diferente.
— Mamá, necesito contarte
algo, yo…. — Carmen la calla con una señal:
— Hija, vamos a hablar
eso que me dijo tu padre no lo creo, ni siquiera sé si quiero créelo— Dijo
Carmen. Ella no podía comprender. — Annabel como puedes estar segura que gustan
las chicas, Dios hizo a hombre y mujer… —
— Madre no digas cosas
así, si me ilusione con un chico, pero no pudo ser, después no he prestado
atención y conocí a Liliana me identifique con ella, pero de eso ya hace tiempo
tengo segura mis gustos, no quiero justificarme ante ti madre, pero he tratado
de ser una buena persona y aunque mis gustos no sean de tu agrado soy así. —
Carmen mientras escuchaba no daba créditos a lo que oía y aunque ella tenía
razón necesitaba tiempo para reflexionarla y aceptar a su hija. Su esposo
Andrés permaneció callado.
— Bueno mi amor,
tranquila, seguro es una etapa como la música horrenda esa que escuchas— Dijo
Carmen trataba o deseaba que su hija fuese como ella más normal. Annabel no
quería discutir con su madre, pero ya no soportaba las insinuaciones de su
madre sumadas a las de Javier, tratando de serenidad le dijo a su madre lo que
ya deseaba sacar de su corazón.
— Madre soy y seré
lesbiana te guste o no, espero encontrar la mujer que me haga feliz, así como
tu encontraste a papá, hablamos mañana, no tengo hambre estoy cansada. —Deseaba
estar sola para pensar — Feliz noche mamá, papá. — Se despido dando un beso a
cada uno saliendo de la cocina, escuchando el comienzo de la conversación de
sus padres fue a su cuarto.
Llego a su cuarto y se
empezó a desnudar, echando la ropa al cesto de la ropa usada, hoy por algún
motivo se encontraba melancólica, su madre no estaba muy contenta; ya la
alegraría. Puso en el reproductor de música del PC su álbum favorito de
tristania widow’s weeds y solo al escuchar las primeras notas de preludium fue
un bálsamo a su corazón.
Ahora el otro cabo suelto era Javier, con él
sabía que la cosa estaría más peliaguda, sabía que el chico sentía algo por ella,
pero desgraciadamente para él no era correspondido y dejándose de sentir que
era una de esas mujeres fatales algo que regularmente sentía al tratarse de
Javier, caviló de la manera más delicada de explicarle que se buscara otra chica
a quien querer.
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