CAROLINE
CAROLINE
Es difícil de describirme, ahora soy una chica normal supongo, aunque me han dicho que soy guapa, bueno no me importa mi nombre por ahora no importa; soy blanca, cabello castaño, ojos cafés, delgada, por ahora eso.
En este momento cuando amanece y la luz entra por la
ventana iluminando mi adorada habitación; esta es circular, con techo en forma
de cono, las paredes tapizadas de azul oscuro, con algunos posters de mis banas
favoritas.
Recuerdo que cuando era niña odiaba aquel encierro
nocturno, pequeño, frio y oscuro. Me aterraba el pasar las noches allí. Mis
hermanas mayores no eran de mucha ayuda, me gastaban bromas absurdas como: que
allí asustaban debía a que antes de nosotras en esa habitación muria una niña,
cosas por el estilo.
Por supuesto ahora la adora queda en la parte más alejada
de la habitación de mamá y de la fachada de la casa y tiene una vista estupenda
de un encantador bosque que cuando se pone el sol o se levanta la copa de los
arboles parecieran que fueran de oro, es sencillamente estupendo.
Hace ya varios años, (disculpe el lector el modo en que
saltó en el tiempo) que soy lesbiana por el momento comentare mi primera
masturbación:
Tendría 13 años aproximadamente; en mi mente surgían
preguntas y confusiones una de ellas como ya mencioné es mi lesbianismo. En esa
época no sabía que era para mí es que algo andaba mal en mí, me deprimía, me
daba miedo estar con mis amigas. Bueno era una chica que sentía una atracción
por las chicas y para colmo la excitaban. Cuando salía con Samantha, Karen y
Amanda me sentía extraña, primero me daba un calor en la entrepierna; también
no podía quitar los ojos de sus pechos y piernas era como si me llamara a
verlos.
En una ocasión
en que charlábamos plácidamente en mi hasta entonces horrible y odiado encierro
nocturno. Karen y Amanda estaban recostadas en la cabecera de la cama, usaban
unas diminutas faldillas, Samantha y yo sentadas en la alfombra al pie de la
cama, Sam me preguntaba tontamente sobre mi odio a mi cuarto:
— ¿Caroline por qué no te gusta? Está bien es pequeño,
pero mira tienes baño privado para ti sola…— Decía Sam, yo si miraba, pero no
era el baño sino las piernas de Karen que es la que tenía a mejor vista, no sé
porque, pero las veía y entre más las veía más las deseabas; unas pierna
largas, esbeltas, blancas y bronceadas; los muslos bien torneados y tersos en
todo su esplendor; sus ropas intimas si desdibujaban en la abertura de la
falda; unas braguitas de un color claro rosa. Mis manos involuntarias temblaban
de la excitación, sudada frío, sentía reseca la boca mi pecho subía y bajaba a
una velocidad de vértigo, cuando Sam me saco de mi embotamiento:
— Caro, Caro, ¿me estas escuchando? —
— ¡Ah! ¡Ah! ¿Que? —Contesto sobresaltada. — ah, sí, sí,
es bonito de día, pero de noche es frío y oscuro y suene extraño de noche, se
dice o eso mi dijeron mis hermanas que antes de que nosotras llegáramos, una
joven pareja vivió aquí, que en un ataque de locura y ebriedad el esposo mato a
su esposa y su hija pequeña en este cuarto que por eso esta embrujado. A veces
en la noche oigo ruidos metálicos y como quejidos y gritos, pero trato de no
pensar ello me asusta y odio más este horrible encierro nocturno, Claro ya no
me asusta como antes desde que tengo 13 creo que me he adaptado a los ruidos
raros, aun así, no deja de ser tétrico en una noche lluviosa. — Respondo.
Después de esa macabra respuesta las chicas se
sobresaltaron y pasamos a temas de cotilleos
La charla tonta transcurrió sin sobresaltos solo lo
referente a sentimientos depresivos, mi excitación por las chicas era enorme,
me acorralaba una sensación de cómo leprosa, subhumana y al terminar la tarde
tuve mi primera urgencia sexual.
Aun así, pase una tarde estupenda, a mis amigas me las
comía con los ojos lo más discretamente posible; Samantha con un pantaloncillo
súper ceñido revelaba unas piernas espectaculares y unas braguitas pequeñas
imperceptibles debajo del inmaculado pantalón blanco su torso cubierto
magníficamente por una franela estilo chemise, rosadita con sus pechitos apenas
perceptibles, pero aun si muy sexy.
Karen y Amada como hermanas gemelas casi idénticas ambas;
blancas ojos claros, de sendas melenas rubias, eran las mayores, con 14 años
exhibían unos cuerpos más maduros, con las líneas bien definidas me hacían
empapar las bragas; las dos tenían un pecho de campeonato, casi igual al
mío,(como dije antes soy normal), sus rostros son como si los hubiese tallado
un ángel, además me encantan sus ojos de un color claro, ellas son como modelos
a pedido sus piernas exuberantes, caderas y culetes prominente y paraditos.
Por mi parte soy delgadísima mi culo no es tan generoso
como mis tetas que son ya herencia de mi madre, grandes para mi edad y
paraditas. Las gemelas son proporcionales en todo sentido, hoy las estudio y
memorizo, cada parte de sus generosas piernas, un fastuosas abdomen decorado
descaradamente con un ombligo que juguetonamente aparece y desaparecen su top
diminuto como lo que sus ya de por si géneros pechos se realzan más.
Después de despedir
a mis tres amigas a eso de las 7 de la noche y de una cena suculenta, yo no
podía soportar más su compañía no por ellas sino por la situación en la que yo
caía, yo las apreciaba, pero me excitaban mucho.
Después de una larga y relajante ducha, donde pude reflexionar y responder a las preguntas y dudas más grandes para mí; mi orientación sexual de lesbiana, tendría que ser un secreto, mi secreto mejor guardado para mis amigas; ya he estudiado mis preferencias aunque me encantan los deportes en especial el futbol, soy muy femeninas me encanta la moda claro, soy fanática a los desfiles de ropa interior y trajes de baño, me dan calenturas y placer ver esas mujeres bellas y deseables con muy poca ropa; no me han atraído los chicos está de más decirlo pero bueno; es tanto que desde hace como un año veo a mis hermanas de otra manera allí cometo mayor pecado. Tome mi baño y continúe con mis reflexiones, ya desde esa calentura de la tarde me propuse no volver a arriesgarme así que fui a mi otro pasatiempo favorito; el computador; secándome salí del cuarto de baño solo con bragas y mi sujetador, sentándome en frente de mi computador. Revise mi MSN y otras redes sociales, sin nada de importante mención subí un escrito y consulte; mi ignorancia me hacía pasar pena conmigo misma, abrí la página de mi buscador enciclopedia favorito y e introduje la palabra masturbación. estaba casi oscuro afuera la luz diurna moría en el oeste de manera sensual, apenas iluminando por una incipiente luna veraniega, esta noche comenzaba un poco tétrica para mí, pero iba a cambiar toda mi perspectiva abriéndome las puertas de placer y el éxtasis.
Encontré una excelente información, se dedicaba la mayor parte a una
exposición bastante explicita; la estimulación de los genitales en la búsqueda
del placer sexual, que conlleva al orgasmo o no, los tipos de masturbación y
hasta las técnicas más empleadas y las mejores. Debo decir que mi excitación
fue comenzó y fue subiendo a medida que avanzaba el artículo, ya cuando leía
las mejores maneras de estimularme el clítoris ya dirigía mis dedos
involuntariamente mis dedos a mi entrepierna en sima de mis bragas percibiendo
mi intimidad empapada. Fue una sensación de placer, máximo placer, con mis 13
años, aun sin masturbarme completamente, solo rozándome con las yemas de mis
dedos presionando mis braguitas algo infantiles contra mi conejito. Notando
calores y corrientazos por llamarlos de alguno modo, en todo mi cuerpo,
percibiendo mis pezones erguirse erectos tornándose duro, mis pechos
hinchándose gloriosos. En mi intimidad las sensaciones bullían como volcán
activo; mi rajita se abría y se humedecía, los jugos de desparramaban por las
bragas ya mojadas mi clítoris notándose hinchado y duro resaltándose en todo su
esplendor ya no tan virginal, sintiéndolo durito y carnoso entre mis labios.
Cuando en espasmódico hormigueo empezando en mi botoncito
comienza a recorrerme, llamaron a la puerta, salto a la cama dejando a la vista
mi instrumento masturbador en un veloz movimiento me cubro con la primera sabana
que encuentro, digo:
— Pase. — Mi madre se asoma,
— Mi amor, buenas noches, nos vemos mañana— Oigo la
atractiva voz de una rubia melenuda, que saldrá con un par de amigas. Mi madre
una mujer glamurosa y de buen ver, desaparece tras la puerta, ella y sus amigas
todas algunas esposas y todas madres ejemplares, todas rondan los 40 años, las
más atractivas mi propia madre y la vecina de la izquierda. Las dos
divorciadas, las dos con hijas también bien guapas, la vecina me atraía mucho
yo era feliz viéndola a hurtadillas cuando quedaba con mamá en la casa.
Mis divagaciones me alejaron del mundo sumergiéndome en
fantasías y realidades, cuando un ruido que parece provenir de la sala me saca
de mis cavilaciones, miro por la ventana ya es entrada las noches, la luna en
esplendor ilumina mi habitación, miro el reloj son las 12 menos 20. Otra vez el
ruido, que rápido pasa el tiempo pienso, no negare que estaba algo asustada, y
otra vez el ruido; este como un quejido quedo, ahogado, claro no lastimero,
sino más bien placentero de gozo. Lo oigo de nuevo un lejano ¡ah! producido por
dos o más gargantas, en la oscura profundidad de la noche. Poniéndome de pie
cubro mi semidesnudo cuerpo con una batilla de seda, para con solo la luz del
flash de mi móvil caminar por solemne oscuridad de pasilla que lleva desde mi
recamara hasta la parte principal de la casa, la casi oscuridad solo era
penetrada por la luz pequeña de mi celular y los rayos incipientes de la luna
que se adentraban por el tragaluz del techo.
Los ruidos ya identificados provienen del cuarto de
televisión parecen proferidos por mis hermanas que ahora se confunden con otros
emitidos por el televisor, que él solo oírlos hacen que mis vellos de la nuca
se me ericen, y otro hormigueo se me empiece a estallar en mi entrepierna.
Llegue a la sala solo el resplandor de la tele ilumina tenuemente la escena
ante mí que hizo humedecer nuevamente mis bragas; en el sofá Katherine y
Estefanía desnudas en toda su gloria, sus pechos grandes y sexys pechos
saltaban al son de su movimiento, imagino que, masturbándose, como trataba hace
varias horas yo. Claro al ver la tele tuve conciencia que presenciaba una clase
magistral de cómo gozar sola. En la pantalla una actriz, una de las más bellas
y deseables actrices que allá visto en mi vida; acariciaba su sexo, expresando
con sonrisas y gemidos ahogados el placer que, al castigarse, en esos momentos,
severamente su clítoris de manera salvaje, su botoncito de rojo entre un par de
labios carnosos delicados, movidos sin control por las embestidas que se daba
aquella pelirroja deseable.
El punto del clímax se forjó en medio de los labios
vaginales bañados por los jugos de la pelirroja, las contracciones surgidas de
ella se extendieron por todo su cuerpo, su espalda se arqueo a tal punto que
temí que se quebrara. Un gemido casi un grito salió de su boca; ¡ahhh!, su sexo
expulso gran cantidad de líquido a presión salpicando hasta la cámara, de una
manera que me sobrecogió.
Mis hermanas en el sofá también, hacían lo propio
llegando un final portentoso; sus manos masturbaban a la otra mientras se
besaban apasionadamente. Perpleja vi como mis hermanas alcanzaban un orgasmo,
mientras lo sellaban con besos y carisias aun cuando sus manos estuvieran
empapadas del sexo de la otra. Vuelvo la vista a la tele la escena cambio a una
donde dos voluptuosas rubias se lo montaban en una cama; mi calentura es tal
que vuelvo a mi habitación, ahora yace en mi cama desprendiéndome de mi bra liberando
unos pechos hinchados por la excitación, arrancando las empapadas braguitas
palpo mi coñito mojado, los incipientes vellos castaños expelían un aroma
fuerte me producían cosquillas al frotar mi monte de Venus, sigo explorándome,
palpando enteramente el comienzo de mi almejita, ahora el particular olor se
esparce por todo mi ser, siento mi botoncito hinchado que al rozarlo me produce
un dulce y ahogado gemido de ¡ahhh!, junto con un hormigueo involuntario, ya
para mi característico. Mi exploración continúa en mis senos; mis pezones los
masajeo con una de mis manos.
Tratando de recordar lo que alcance a presenciar de
aquella excitante pelirroja me desparramo en la cama sintiendo mil sensaciones.
— Angie— Llamo, por llamarla de alguna forma a la exuberante
pelirroja de la tele que me ha puesto tan cachonda, e imagino que es ella quien
roza mi entrepierna.
Ah tantas cosas que ignoró me siento tan frustrada. Mi
cerebro está bloqueado. Imagino ahora, mientras me castigo con más fuerza mi
intimidad, entre los labios muevo mis dedos aun sin meterlos dentro de mí, que
es ella quien pasa su lengua experta por todo mi coño concentrando se en mi
clítoris. Masajeo con mi mano llena de mis jugos mis pechos rozo mis pezones
que agradecen el cariño que les doy, llenando mi trozo con aquellos jugos
fuertes que se desprende de mi cuquita. Mis gemidos van en aumentos, mi cuerpo
empapado de sudor y sexo brilla a la luz de la habitación y otro hormi
Ya mi cuerpo está en estado normal y aun
involuntariamente juego con el pero esta vez el hormigueo no vuelve a mí. La
experiencia se desvanece junto con mi habitación; caigo en unos sueños
excitantes, bellos y eróticos, sueños cónsonos con mi primer orgasmo………
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